El herpes

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El herpes genital es una enfermedad de transmisión sexual común y la mayoría de las personas que están infectadas con esta enfermedad no lo saben.

 

El herpes lo causa un virus: el virus del herpes simple (HSV, por sus siglas en inglés). El HSV forma parte de la familia de los virus llamados herpes virus. Esta familia incluye el virus EpsteinBarr, que causa la mononucleosis y el virus de la varicela zoster que causa la varicela. Aunque existen muchos virus en la familia del herpes virus, cada uno de ellos son virus separados y distintos uno del otro.

EL HSV es una condición generalmente moderada recurrente de la piel. Existen dos tipos de herpes simple, el herpes simple tipo 1 (HSV-1) y el herpes simple tipo 2 (HSV-2). EL HSV puede causar el herpes oral (úlcera o llagas en la boca -fuegos o fogazos- o en la cara) como también el herpes genital (síntomas similares en la región genital) La mayoría de los casos del herpes oral son originados por el HSV-1 y la mayoría de los casos del herpes genital son originados por el HSV-2; sin embargo tanto el tipo 1 como el tipo 2 pueden aparecer en los genitales, área oral o ambos.

El herpes es muy común. Más de 50 por ciento de la población adulta en los Estados Unidos tiene el herpes oral. La mayoría de las personas contraen el herpes oral en la infancia al recibir un beso de un amigo o un familiar. Alrededor de uno de cada seis adultos en los Estados Unidos tiene el herpes genital, pero la mayoría de esas personas (case 90 por ciento) no saben que tienen el virus.

Transmisión del Herpes

Cualquier persona que esté sexualmente activa o que tenga relaciones sexuales puede contraer el herpes genital. El herpes se transmite a través del contacto directo de piel a piel. Esto ocurre cuando el área infectada está en contacto con una membrana mucosa, especialmente la boca y los genitales. La mayor parte de la piel del cuerpo es demasiado gruesa para que el virus la pueda penetrar.

Si una persona con el herpes oral practica el sexo oral, es posible que se lo transmita el herpes a su pareja. Si una persona con herpes genital tiene relaciones sexuales, es muy posible que se lo transmita el herpes genital a su pareja.

El herpes se puede transmitir aún cuando no existen síntomas. Existen varios días al año (llamados reactivación asintomática, o sea un período de infección asintomático o período de infección subclínica) cuando una persona está en una etapa de contagio sin tener síntomas.

No existen casos documentados de que una persona haya contraído el herpes genital por un objeto inanimado como la tapa de un sanitario, la tina o una toalla. El herpes es un virus muy frágil y no vive por mucho tiempo en cualquier superficie.

Síntomas del Herpes Genital

Mientras muchas personas saben que tienen herpes genital, hay otras que no lo saben ni sospechan. Se estima que uno de cada cinco adultos en los Estados Unidos tiene herpes genital. Dos terceras partes de esas personas no han sido diagnosticadas y no saben que tienen el virus. Esto se debe a que muchas personas tienen síntomas moderados o ningún síntoma. Debido a que los síntomas pueden variar enormemente, se recomienda que la persona acuda a un médico y obtenga un cultivo del síntoma.

Una persona puede mostrar síntomas días después de haber contraído el herpes genital o puede tomar semanas, meses o años. Algunas personas pueden tener un brote severo a los pocos días después de haber contraído el virus mientras otras personas pueden tener un primer brote tan ligero que no lo notan.

Puede ser difícil para una persona determinar cuando y por medio de quién pudo haber contraído el virus.

Los brotes del herpes genital pueden variar enormemente de persona a persona. Pueden ser moderados o severos. El primer brote de una persona puede durar de tres a cuatro semanas, pero los síntomas tienden a desaparecer entre dos a doce días. Dentro de los síntomas se pueden incluir:

  • Una o más llagas, úlceras, fuegos, ampollas, cortadas o sarpullido.
  • Picazón, ardor u hormigueo en el área genital – Dolores en el área genital.
  • Síntomas parecidos a la gripe (dolor de cabeza, fiebre, glándulas de los nódulos linfáticos inflamadas cerca de la ingle).
  • Dolor al orinar y flujo (vaginal o en el pene) son posibles síntomas, pero poco comunes, en el herpes genital.
  • Muchas personas tienen brotes que sanan rápidamente, debido a que no hay dolor o a que aparece en un área poco visible. Muchas veces, el herpes puede ser confundido por:

    Picadas de insectos
    Hongos vaginales
    Sarpullidos o ardor después de rasurarse
    Picazón en el área genital
    Folículos vellosos inflamados
    Hemorroides

Cuando una persona tiene herpes genital, el virus permanece inactivo (dormido) en los nervios que se encuentra en la base de la columna vertebral. Cuando el virus se activa (despierta), viaja a través de los nervios hacia la superficie de la piel, a veces causando un brote. Los nervios en los genitales, parte superior de los muslos y glúteos están conectados; de tal manera de que una persona puede experimentar brotes en cualquiera de estas áreas. Tales áreas incluyen:

  • Vagina
  • Vulva
  • Pene
  • Escroto o testículos
  • Ano
  • Glúteos
  • Muslos

La cantidad de brotes que alguien pueda tener varía de persona a persona. El número promedio de brotes por año es de cuatro a cinco. Generalmente, hay mas brotes durante el primer año, y el primer brote tiende a ser el brote más extremo que una persona puede tener. Muchas personas descubren que las recurrencias tienden a ser menos severas y menos frecuentes con el tiempo.

Enfermedades, pobre alimentación o estrés físico, fricción, traumas quirúrgicos y tratamientos con esteroides (tales como el tratamiento del asma) pueden acelerar un brote de herpes.

Diagnóstico del Herpes

Si los síntomas del herpes genital aparecen, pueden variar enormemente de persona a persona. Si una persona experimenta síntomas visibles, se recomienda que se haga un cultivo dentro de las primeras 48 horas después de aparecer los síntomas. Después de esas 48 horas, existe el riesgo de recibir un resultado negativo falso debido a que los síntomas pueden haber comenzado a curarse.

Cuando una persona no tiene síntomas pero cree tener el herpes, puede hacerse una prueba de sangre. Existen muchas pruebas de sangre disponibles, pero muchas de ellas no son siempre exactas. Muchas de las pruebas de sangre estándar no pueden distinguir con precisión el herpes tipo 1 del tipo 2 y a veces puede confundir otros virus del herpes (como el herpes de la varicela) con el virus del herpes simple.

Existen varias pruebas de sangre que pueden dar resultados confiables del herpes. Como pruebas comerciales, dichas pruebas no pueden determinar si la infección es oral o genital. Sin embargo, puesto que la mayoría de los casos del herpes genital son tipo 2, un resultado de tipo 2 positivo generalmente indica el herpes genital.

Tratamiento para el Herpes

Existen tres medicamentos aprobados por la Federación de Drogas y Alimentos (FDA) que se encuentran disponibles para el tratamiento del herpes: acyclovir, famciclovir y valaciclovir. Cada uno de estos medicamentos puede ser utilizado para acelerar el proceso en el cual los brotes se secan y desaparecen. Los tres medicamentos han sido aprobados para ser utilizados en la terapia supresiva diaria para reducir la frecuencia de los brotes.

De acuerdo a los fabricantes, los efectos secundarios más comunes a largo plazo reportados fueron nausea y dolor de cabeza. Nunca se ha mencionado que estas medicinas causen efectos secundarios a largo plazo.

Usted puede hablar con su médico sobre el tratamiento adecuado para usted.Las cremas o tratamientos que venden en las farmacias sin prescripción médica no son recomendados para el herpes genital.

Reducir el Riesgo

Cualquier persona activa sexualmente puede contraer el herpes genital. Las medidas que reducen el riesgo son las siguientes:

  • Si alguien tiene síntomas alrededor de la boca (el herpes oral), él o ella no debe practicar el sexo oral hasta que todos los síntomas hayan desaparecido.
  • Si alguien tiene signos o síntomas alrededor de la región genital (el herpes genital), él o ella no debe tener relaciones sexuales hasta que los síntomas hayan desaparecido.
  • Cuando no existen síntomas, el uso de los condones de látex para el contacto genital con genital puede reducir el riesgo de transmisión.
  • No se ha comprobado que los espermicidas/microbicidas reduzcan el riesgo de transmisión. Si se utilizan, debe hacerse con condones y no en lugar de ellos.

Comunicación con la pareja. Es muy importante que ambas partes se eduquen sobre el herpes y juntos tomen decisiones sobre las mejores precauciones a tomar. Si usted estás en una relación íntima y sexual con una persona que tenga el herpes, lee más aquí.

El Herpes y el Embarazo

Es poco común que los recién nacidos contraigan herpes. Entre el 20% y el 25% de las mujeres embarazadas tienen herpes genital, pero menos del 0.1% de los recién nacidos contraen herpes genital. Las mujeres que adquieren herpes genital antes de quedar embarazadas tienen un bajo riesgo de transmitirles el virus al bebé.Una madre ayuda a su bebé al transmitirle sus anticuerpos durante el embarazo.Una mujer que contraiga el virus durante el tercer trimestre del embarazo tiene un alto riesgo de transmitirle el virus a su bebé ya que no ha tenido tiempo de producir anticuerpos del virus.

La mayoría de las madres con herpes genital tienen partos vaginales normales. El médico debe hacer un examen visual completo al final del parto. Si una mujer tiene síntomas al momento del parto, se recomienda hacer una cesárea

Si un recién nacido contrae herpes durante el parto, los síntomas tienden a aparecer dentro de las dos o tres semanas después del nacimiento. Después del nacimiento, un bebé puede contraer herpes al recibir un beso de una persona la cual tiene “fuego” en la boca (el herpes oral).El herpes puede ser mortal para un recién nacido. Un tratamiento adecuado puede ayudar a prevenir o a reducir la duración de los síntomas en un recién nacido si es tratado a tiempo.

Si usted está embarazada y tiene herpes:

  • Hable con su médico.
  • Sea examinada al momento del parto para verificar si tiene algún síntoma.
  • Dígale al médico si tiene síntomas al momento del parto.

Si usted está embarazada y su pareja tiene herpes:

  • Es muy importante evitar contraer herpes durante el embarazo.
  • El uso de los condones para las relaciones sexuales y la ausencia de las mismas mientras los síntomas estén presentes reducirá el riesgo de transmisión.

El Impacto Emocional

Para la mayoría de la gente, el impacto social y emocional del herpes es mayor que lo físico, por lo menos al principio. Nuestra sociedad tiende tener una actitud crítica sobre enfermedades transmitidas sexualmente.

Mucha gente se siente desconcertada o aislada después de que se les diagnostiquen. Con tiempo, la información veraz y el apollo de otras personas, la mayoría de la gente se ha puesto al herpes en perspectiva. Una diagnosis del herpes puede desafiar nuestra opinión personal de la sexualidad y de la salud. Mucha gente puede ser incómoda hablando de ello.

Pero una vez que usted o una pareja tenga mayor información, pueda cambiar a sus opiniones. Lee más sobre cómo hablar con una pareja sobre el herpes.

 

+ INFORMACIÓN

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Herpes

El herpes es causado por el virus Herpes simplex (vhs). Ocho distintos virus del herpes afectan a los humanos, siendo el más común el virus varicela zoster (vvz), que ocasiona la varicela, seguido en frecuencia por el virus Herpes simplex tipo 1 (vhs-1) y el virus Herpes simplex tipo 2 (vhs-2). En la siguiente discusión enfocaremos nuestra atención en estos dos últimos porque se transmiten extensamente

por contacto sexual. El vhs-1 se manifi esta generalmente como lesiones o ulceraciones —llamadas fuegos o herpes labial— en la boca o en los labios (herpes oral). El vhs-2 suele ocasionar lesiones en o alrededor de las áreas genitales (herpes genital).

Aunque el herpes genital y el oral a menudo se asocian con diferentes virus del herpes, puede ocurrir la transmisión oral-genital. El vhs-1 puede afectar el área genital y, a la inversa, el vhs-2 produce una ulceración en la boca (Engelberg y colaboradores, 2003). Sin embargo, la mayoría de las infecciones de los genitales son de la variedad vhs-2 y la mayoría de las infecciones en la boca son de la variedad vhs-1

(Singh y colaboradores, 2005).

 

Incidencia y transmisión

 

Estimaciones recientes indican que más de 100 millones de estadounidenses padecen herpes oral, y que al menos 45 millones (una de cada cinco personas mayores de 12 años) tienen herpes genital (Centros para el Control de Enfermedades, 2006e; Rosen, 2006). Las infecciones de herpes genital en Estados Unidos son más comunes en las mujeres que en los hombres, lo que puede indicar que la transmisión del hombre a la mujer es más probable que en sentido inverso (Centros para el Control

de Enfermedades, 2006e).

Al parecer, el herpes genital se transmite principalmente por contacto penevagina, oral-genital, genital-anal u oral-anal. El herpes oral se puede contagiar mediante besos o por contacto oral-genital. Una persona que recibe sexo oral de su pareja que tiene herpes en la región bucal puede desarrollar ya sea el tipo 1 o el tipo 2 de herpes genital.

Cuando hay alguna ulceración, la persona infectada es altamente contagiosa. Es muy importante evitar que las lesiones entren en contacto con el cuerpo de alguien más mediante el tocamiento, las relaciones sexuales o los besos.

Aunque anteriormente se pensaba que el herpes sólo se podía contagiar cuando había lesiones, ahora sabemos que se puede transmitir aun cuando no haya síntomas (Centros para el Control de Enfermedades, 2006e). De hecho, las investigaciones indican que es probable que la “diseminación viral” (la emisión del vhs viable en las superfi cies del cuerpo) ocurra en algún momento en muchas personas infectadas con vhs. Esta diseminación viral asintomática puede provocar la transmisión del virus a pesar de la ausencia de síntomas que sugieran una infección activa.

Las investigaciones han mostrado que los virus del herpes no pasan a través de los condones de látex. Por lo tanto, éstos son seguros para prevenir la transmisión de un hombre cuyas lesiones sólo ocurren en el glande o el tronco del pene. Sin embargo, son útiles pero menos efectivos para prevenir la transmisión de una mujer a un hombre, porque las secreciones vaginales que contienen el virus pueden invadir el área escrotal del varón. No obstante, el uso consistente y correcto del condón minimiza el riesgo de adquirir o de transmitir herpes genital (London, 2006).

 

¿Qué pueden hacer las personas infectadas para reducir el riesgo de contagiar el virus a una pareja sexual? Obviamente, cuando hay lesiones, deben evitar cualquier tipo de actividad íntima o sexual que exponga el cuerpo de una pareja a la liberación viral del vhs. Sin embargo, como se describió anteriormente, aun cuando no haya ulceraciones u otros síntomas, los individuos infectados están en riesgo de diseminar el virus. En consecuencia, “el sexo sin protección es como una ruleta rusa, pues las

personas nunca pueden estar seguras de cuándo son contagiosas” (Stanberry, 2000, p. 268). La mejor estrategia para quienes están infectados o tienen relaciones con una persona infestada es usar el condón de manera consistente y adecuada aun cuando ellos o sus parejas sean asintomáticas.

El individuo infectado también puede propagar el virus de una parte de su cuerpo a otra al tocarse una ulceración y luego rascarse o frotarse en otra parte del cuerpo.

Sin embargo, al parecer la autoinfección sólo es posible inmediatamente después de la aparición inicial de un brote. El cuerpo produce rápidamente anticuerpos que impiden su diseminación en otras partes. No obstante, es conveniente que las personas con herpes se laven muy bien las manos con agua y jabón después de tocarse una ulceración. Es más conveniente que, si es posible, no se la toquen.

 

Síntomas y complicaciones

 

Los síntomas asociados con las infecciones de vhs-1 y vhs-2 son muy similares.

 

Síntomas del herpes genital (tipo 2)

 

El periodo de incubación del herpes genital es de dos a 14 días, y los síntomas suelen durar de dos a cuatro semanas (Centros para el Control de Enfermedades, 2006e). Sin embargo, muchos individuos experimentan síntomas mínimos o poco reconocibles (Centros para el Control de Enfermedades, 2006e). Cuando los hay, éstos consisten en una o más pequeñas ampollas rojizas y dolorosas, llamadas pápulas, que suelen aparecer en la región genital. En las mujeres las áreas que más se infectan son los labios vaginales. También se puede infectar el monte de Venus, el clítoris, la apertura vaginal, las paredes vaginales internas y el cérvix. En los hombres, las partes que se infectan con más frecuencia

son el glande o el tronco del pene. Los hombres y las mujeres que han practicado sexo anal pueden desarrollar erupciones en el ano y alrededor del mismo.

Poco después de su aparición, las pápulas se convierten en pequeñas y dolorosas ampollas llenas de un líquido claro que contiene partículas virales altamente infecciosas. El cuerpo ataca entonces el virus con glóbulos blancos, lo que ocasiona que las ampollas se llenen de pus ( fi gura 15.4).

Después las ampollas se revientan y forman ulceraciones húmedas y dolorosas rodeadas por un anillo rojizo (los profesionales de la salud llaman a esto periodo de diseminación viral). Una persona es altamente contagiosa durante este periodo. Aproximadamente 10 días después de la primera aparición de la pápula, la ulceración forma una costra y comienza a cicatrizar —un proceso que puede durar 10 días o más—. Las ulceraciones en el cérvix pueden continuar produciendo material infeccioso hasta 10 días después de que las ulceraciones en los labios vaginales han cicatrizado por completo. Por lo tanto, es conveniente evitar las relaciones sexuales durante un periodo de 10 días después de que hayan cicatrizado todas las heridas externas.

El herpes genital puede producir otros síntomas, como nódulos linfáticos inguinales inflamados, fiebre, dolores musculares y dolores de cabeza. Además, hay ardor al orinar y las mujeres pueden experimentar un aumento en la secreción vaginal.

 

Síntomas del herpes oral (tipo 1)

 

El herpes oral se caracteriza por la formación de pápulas en los labios y a veces en la parte interna de la boca, en la lengua y en la garganta. Estas ámpulas tienden a formar costras y a cicatrizar en un periodo de 10 a 16 días. Hay otros síntomas como fi ebre, dolores musculares generales, nódulos linfáticos

inflamados en el cuello, síntomas parecidos a la gripe, aumento en la salivación y algunas veces sangrado en la boca.

Recurrencia Incluso después de haber sanado completamente, las lesiones reaparecen.

Por desgracia, el virus del herpes no desaparece, sino que se aloja en las fi bras nerviosas principales del sitio infectado (Colgan y colaboradores, 2003). Por último, el virus del herpes genital encuentra un lugar en las células nerviosas adyacentes a la parte baja de la médula espinal, en tanto que el del herpes oral se aloja en las células nerviosas de la parte posterior del cuello. El virus puede permanecer inactivo en estas células, sin causar daño aparente, tal vez durante el resto de la vida de la persona. Sin embargo, en muchos casos habrá brotes periódicos cuando el virus vuelva a pasar por las fibras nerviosas que van a los genitales o a los labios.

Aunque algunas personas nunca experimentan una recurrencia de herpes después de la infección inicial o primaria, las investigaciones indican que la mayoría de quienes han padecido un episodio primario de herpes genital registran al menos una recurrencia. Los individuos que las sufren pueden padecerlas con frecuencia o de manera ocasional. Los síntomas de los ataques reincidentes tienden a ser más moderados que en los episodios primarios, y la enfermedad tiende a transcurrir con más

rapidez (Centros para el Control de Enfermedades, 2006e). Las tasas de recurrencia del herpes genital ocasionado por el vhs-1 son menores que las del ocasionado por el vhs-2 (Engelberg y colaboradores, 2003).

La mayoría de las personas propensas a brotes recurrentes de herpes experimentan algún tipo de síntomas prodrómicos que advierten sobre una erupción inminente. Estas señales incluyen comezón, ardor, dolor punzante u hormigueo de agujas y alfi leres en las partes infectadas, y en ocasiones dolor en las piernas, los muslos, la ingle o las nalgas. Muchas autoridades sanitarias creen que el grado en que una persona es infecciosa aumenta durante esta etapa y que se incrementa todavía más cuando aparecen las lesiones. Las investigaciones indican que la liberación viral es mucho más común en los días en que hay síntomas prodrómicos que en los días en que no los hay (Krone y colaboradores, 2000). Por lo tanto, la persona debe tener mucho cuidado de evitar el contacto directo desde el momento en

que experimenta los síntomas prodrómicos hasta que las ulceraciones han sanado por completo. Incluso durante un brote, puede seguir teniendo relaciones sexuales con una pareja siempre que la piel infectada no entre en contacto con la piel sana.

Durante este periodo los miembros de la pareja podrían experimentar con otras variantes de disfrute sensual, como el enfoque sensorial (véase el capítulo 14), los abrazos o la estimulación manual.

Varios factores pueden desencadenar la reactivación del virus del herpes, incluyendo estrés emocional, ansiedad, depresión, alimentos ácidos, rayos ultravioleta, fiebre, menstruación, nutrición defi ciente, agotamiento o estar exhausto y tener trauma en la región de la piel afectada (Emmert, 2000; Kirchner y Emmert, 2000). Como los factores desencadenantes varían ampliamente, a menudo es difícil asociar un evento específico con un episodio recurrente de herpes.

Algunas personas no experimentan una reincidencia de herpes genital sino hasta varios años después de la infección inicial. Por lo tanto, si usted cree que ha tenido una relación sexualmente exclusiva y su pareja muestra síntomas o le transmite el virus, eso no signifi ca necesariamente que él o ella haya contraído la enfermedad de alguien más durante el transcurso de su relación. Además, como se dijo anteriormente, muchas personas con infecciones de herpes genital son asintomáticas o tienen síntomas tan leves que a menudo no los reconocen. Así pues, un primer episodio de herpes genital sintomático podría no deberse a un contacto sexual reciente con un sujeto infectado.

 

Otras complicaciones

 

Aunque las ulceraciones son dolorosas y molestas, es poco probable que los hombres experimenten difi cultades físicas importantes por el herpes. En cambio, las mujeres enfrentan dos serias (aunque poco comunes) complicaciones: cáncer cervicouterino e infecciones en los recién nacidos. Hay evidencias

de que el riesgo de desarrollar cáncer cervicouterino es un poco mayor en las mujeres que han tenido herpes genital (Centros para el Control de Enfermedades, 2006e). Sin embargo, el papel del virus es a lo sumo el de un cofactor, no el de un agente causante directo (Centros para el Control de Enfermedades, 2006e). Por fortuna, la gran mayoría de las mujeres infectadas con herpes nunca desarrollará cáncer cervicouterino. No obstante, es recomendable que todas, en especial aquellas que han tenido herpes genital, se practiquen un Papanicolaou cervicouterino cada año.

Algunas autoridades recomiendan que las mujeres que lo padecen se practiquen este examen cada seis meses.

Un recién nacido puede infectarse de herpes genital al pasar por el canal de parto, y esa infección puede causar daño severo o la muerte (Centros para el Control de Enfermedades, 2006e; Donoval y colaboradores, 2006). Se cree que la liberación viral del cérvix, la vagina o la vulva juegan un papel primordial en la transmisión de la infección de la madre al hijo durante el parto. La mayoría de los recién nacidos infectados desarrolla ulceraciones de piel típicas (pápulas), las cuales deben cultivarse para confirmar un diagnóstico de herpes. La presencia de ulceraciones por herpes genital cuando el parto es inminente representa un gran riesgo para la transmisión del vhs de una madre infectada a su bebé. Para prevenir esta posibilidad, se puede realizar un parto por cesárea; los cdc lo recomiendan para las mujeres en labor que tienen la enfermedad sintomática, especialmente si es el brote inicial de las lesiones por herpes.

La cesárea ha sido la terapia estándar durante más de 30 años para mujeres que tienen lesiones por herpes genital al momento del parto (Brown y colaboradores, 2003). Un estudio reciente a gran escala con 58 362 mujeres embarazadas demostró claramente que reduce el riesgo de transmisión del vhs-1 o del vhs-2 genital de la madre a su hijo durante el parto (Brown y colaboradores, 2003).

Otra complicación seria puede ocurrir cuando una persona se transfi ere el virus a un ojo después de tocarse una ulceración que libera el virus. Esto puede provocar una severa infección conocida como herpes ocular. La mejor manera de prevenir esta complicación es evitar tocarse las ulceraciones por herpes. Si no puede evitar el contacto, lávese perfectamente las manos con agua caliente y jabón inmediatamente después de tocar las lesiones. Hay tratamientos efectivos para el herpes ocular, pero

deben iniciarse rápidamente para evitar daños en el ojo.

Muchas personas que tienen episodios recurrentes de herpes padecen angustia psicológica que va de moderada a severa (Centros para el Control de Enfermedades, 2006e; Mills y Mindel, 2003). En vista del malestar físico provocado por la enfermedad, la imprevisibilidad de los episodios reincidentes y la falta de una cura efectiva (véase la siguiente sección), no es de extrañar que las personas que tienen herpes

experimenten un alto grado de estrés. Creemos que estar mejor informado acerca del padecimiento puede ayudar a aliviar algunas de estas difi cultades emocionales.

Además, hablar con una pareja comprensiva puede ayudar a la persona a adaptarse psicológicamente a las infecciones recurrentes de herpes genital. Ciertamente, no es la enfermedad aterradora que muchos piensan. De hecho, muchos individuos han aprendido a enfrentarla de manera adecuada, como lo hizo la persona del siguiente relato:

 

Cuando descubrí que tenía herpes hace varios años, mi primera reacción fue: “¡Oh, no, mi vida sexual ha terminado!” Estaba realmente deprimido y enojado con la persona que me contagió la infección. Sin embargo, con el tiempo aprendí que podía vivir con la enfermedad, e incluso comencé a tener cierto control sobre ella. Ahora, en las raras ocasiones en que tengo un brote, sé lo que debo hacer para acelerar el proceso de sanación. (Archivo de los autores.)

 

Tratamiento

 

Al momento de escribir estas líneas no se ha encontrado un tratamiento médico efectivo para curar el herpes oral ni el genital. Sin embargo, se están realizando investigaciones médicas en muchos frentes para hallar uno efectivo, con un optimismo creciente. Las estrategias actuales están diseñadas para prevenir brotes o para reducir el malestar y acelerar la sanación durante un brote.

Tres medicamentos antivirales, separados, son muy efectivos en el manejo del herpes. El aciclovir, vendido con el nombre comercial de Zovirax, es el más barato y el más usado. Está disponible en tres presentaciones: tópica (pomada), oral e inyectable.

Aunque no se ha demostrado que la pomada sea muy útil, diversos estudios han mostrado que el aciclovir administrado vía oral o intravenosa (inyectado) reduce considerablemente la liberación viral y la duración y severidad de los brotes (Colgan y colaboradores, 2003). El aciclovir oral administrado varias veces al día es un tratamiento médico común para el herpes genital. En general, el inyectado se usa sólo

para infecciones severas. Dos nuevos agentes antivirales, el valaciclovir (Valtrex) y el famciclovir (Famvir), suministrados oralmente, han resultado efectivos en el manejo del herpes genital (Mills y Mindel, 2003; Romanowski y colaboradores, 2003b).

Se utilizan dos estrategias de tratamiento antiviral para manejar las infecciones recurrentes de herpes genital. En la terapia supresora se toma medicamento diariamente para prevenir brotes recurrentes. El tratamiento episódico consiste en tratar con un agente antiviral los brotes de herpes cuando ocurren (Romanowski y colaboradores, 2003b). Se ha demostrado que el tratamiento episódico reduce la duración y gravedad del dolor por las lesiones y el tiempo necesario para la curación total (Romanowski y colaboradores, 2003a). La terapia supresora frecuentemente la reactivación del vhs y el desarrollo de lesiones (Mills y Mindel, 2003; Romanowski y colaboradores, 2003a). En un estudio reciente se compararon las respuestas y preferencias de 225 individuos con un historial de brotes recurrentes de herpes genital. A los participantes se les asignó una terapia supresora de 24 semanas con valaciclovir,

seguida de un tratamiento episódico de 24 semanas con el mismo medicamento, o viceversa. Ambas estrategias fueron efectivas. La terapia supresora redujo la frecuencia de las recurrencias en 80% y el tratamiento episódico redujo la gravedad y duración de los brotes. El 72% de los individuos prefi rió la terapia supresora sobre la episódica, y “en general, la satisfacción con el tratamiento y la calidad de vida

fueron considerablemente mayores durante la terapia supresora” (Romanowski y colaboradores, 2003a, p. 226).

La terapia antiviral supresora disminuye pero no elimina la liberación viral asintomática entre brotes, por lo que limita potencialmente el riesgo de transmisión sexual de infecciones de vhs (Romanowski y colaboradores, 2003b). La reducción en las tasas de transmisión gracias a esta terapia aún no se ha confirmado de manera concluyente.

Sin embargo, un estudio reciente reveló que la supresión con valaciclovir redujo 48% el riesgo de transmisión de herpes genital de una persona infectada a su pareja, libre de la infección, en un periodo de ocho meses (Corey y colaboradores, 2004).

La terapia supresora continua con uno de los tres medicamentos antivirales disponibles se recomienda por lo general para personas que experimentan seis o más brotes de herpes genital al año, o para aquellas que tienen recurrencias muy graves (Colgan y colaboradores, 2003).

Otra serie de medidas proporcionan alivio para el malestar provocado por el herpes. Las siguientes sugerencias pueden ser útiles. Debido a que la efectividad de estas medidas varía de una persona a otra, exhortamos a los pacientes a que experimenten con ellas para que encuentren un tratamiento que mejor responda a sus necesidades.

 

1. Mantener las ampollas limpias y secas disminuirá la posibilidad de infecciones secundarias, reducirá considerablemente el periodo de liberación viral y acortará el tiempo total de sanación. Para la limpieza, es recomendable lavar el área con agua caliente y jabón dos o tres veces al día. Después del baño, se debe secar bien el área pasando suavemente una toalla de algodón o con una secadora de pelo que arroje aire fresco. Como la humedad que se genera de manera natural en el área genital puede retardar el proceso de sanación, es recomendable espolvorear maicena o talco en el área recién secada. También se sugiere usar ropa de algodón holgada que no retenga la humedad (la ropa interior de algodón absorbe la humedad, pero la de nailon la retiene).

 

2. Dos aspirinas cada tres o cuatro horas ayudan a reducir el dolor y la comezón.

La aplicación de un anestésico local, como la lidocaína en gel, también reduce las molestias. La aplicación directa de bolsas de hielo en las lesiones proporciona alivio temporal (pero se debe evitar que las lesiones se humedezcan al derretirse el hielo). Poner sufi ciente talco o maicena en el área afectada también alivia la comezón.

 

3. Algunas personas sienten un intenso ardor al orinar si la orina entra en contacto con las lesiones por herpes. Estas molestias se pueden reducir rociando agua en los genitales al orinar u orinando en una tina llena de agua. Tomar muchos fluidos también ayuda a diluir el ácido de la orina (pero se deben evitar los líquidos que la hagan más ácida, como el jugo de arándano).

 

4. Como el estrés ha sido considerado un evento desencadenante del herpes recurrente (Cohen y colaboradores, 1999), es una buena idea tratar de reducir esta influencia negativa. Varias medidas logran atenuarlo, como las técnicas de relajación, yoga o meditación y el asesoramiento sobre formas de manejarlas presiones diarias.

 

5. Si usted es propenso a recaídas continuas de herpes, trate de recordar los eventos que ocurrieron justo antes de un brote (ya sea a posteriori o como parte de un registro actual). Podría reconocer eventos desencadenantes comunes, como fatiga, estrés o una excesiva exposición a la luz solar, lo que puede entonces evitar en el futuro.

 

Se están realizando investigaciones sobre vacunas que protejan a la gente de las infecciones de herpes. En un estudio reciente se demostró por primera vez la efectividad de una vacuna contra el herpes genital en humanos. Sin embargo, ésta tuvo un efecto benéfico sólo en un pequeño subgrupo de mujeres de la totalidad del universo en estudio, de casi 3 000 hombres y mujeres, y no fue efectiva en ningún hombre (Stanberry y colaboradores, 2002). Una investigación reciente también sugiere que en el futuro podría haber un microbicida vaginal para reducir el riesgo de infección de vhs (Johnson, 2006). (Más adelante en este capítulo, en el recuadro De actualidad, veremos una explicación sobre los microbicidas vaginales.)

 

 

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